martes, 3 de mayo de 2011

Los Desnudos en el Arte


     HISTORIA DEL ARTE  

Dentro del arte figurativo ha predominado la representación de los desnudos femeninos, una explicación antropológica para ello se encuentra en la tradicional consideración de las deidades madres como deidades de la fertilidad (en el sentido amplio de la fertilidad, incluyendo por ejemplo la fertilidad en mieses) tal es el caso de las «Venus» prehistóricas cuyo ejemplo más divulgado es el de la llamada Venus de Willendorf, en tal tipo de «Venus» poco se nota de lo que posteriormente resultaría un "icono" erotizante, más bien en esos casos prehistóricos se representan a mujeres gordas o acaso embarazadas con grandes o resaltados senos mamarios siendo poco importantes los detalles faciales (los que indican una personalidad).
Luego de la prehistoria, paulatinamente y sobre todo con el
surgimiento de estados civilizados se nota un paulatino énfasis en el rostro, en un primer momento muy idealizado tal cual se observa en las Koré y los Apolo del arte griego arcaico que en este aspecto semeja aún al arte de los grandes imperios de la Mesopotamia Asiática o del Valle del Nilo. Sin embargo el arte minoico acaso inspirado en cierto arte naturalista egipcio que lograba eludir al hieratismo supo resaltar la dinámica vital de los cuerpos anticipando de este modo al arte griego clásico (el cual se explaya en cuanto al desnudo en tres vertientes: la idealizante, la naturalista y la realista) durante el periodo de apogeo del arte griego (luego difundido a Etruria y Roma) se exalta el kalos (la belleza) del cuerpo humano y para esto se evitan las rigideces o las formas pesadas, sin embargo de esta aparente ausencia de hieratismo, la noción griega del kalos plantea un profundo conocimiento de la anatomía (al menos de la anatomía más visible), la existencia de cánones (canón de alturas: 8 cabezas para el varón y 7 para la mujer) y acorde con estas proporciones todas las demás proporciones siguiendo en lo posible a la sección aurea, de este modo se evita toda desmesura (o hybris) para mantener la armonía, tal armonía se puede observar en la especial serenidad de las posturas y rostros (miradas, labios) de las estatuas de Afrodita o de Apolo.
Incluso muchas figuras vestidas del arte griego, como la Nικη de Samotracia (Victoria alada de Samotracia), en realidad parecen mostrar solo sutiles veladuras que permiten apreciar -como por translucidez- al cuerpo desnudo.
Tras las campañas de Alejandro, el arte del desnudo helénico irradia sus influencias y llega al arte de la India en el cual los cuerpos (especialmente los femeninos) son plasmados artísticamente con cánones típicos en los que se resaltan las formas curvilíneas de cinturas estrechas que resaltan las caderas femeninas y senos mamarios turgentes más un abundante añadido de adornos (pulceras, ajorcas, collares, tocados de cabello), las figuras femeninas suelen ser dispuestas en líneas sinuosas casi como evocando las de los vegetales que así acentúan la morbidez (lo más semejante será el Contraposto en «Occidente)», este despliegue de arte sensual y voluptuoso hindú se puede apreciar en los templos de Ajantā, el de Suria o el de Cchapri entre otros hasta tener su apogeo entre los siglos X y XII en los templos de Khajuraho. Mientras que en el «Occidente» con el avance del cristianismo, religión que en sus inicios —como el judaísmo y el islamismo- repudiaba el culto a las imágenes figurativas que pudieran inducir a idolatría en lugar de la sublimada adoración a un Uno y Único Dis, es decir el pristino cristianismo era forzosamente iconoclasta y ni qué decir que con ello la representación artística del desnudo decayó: aún cuando en su proselitismo ecumenista el cristianismo hizo pragmáticas consesiones ante los gustos estéticos de los "gentiles" el cristianismo exaltó una representación muy sublimada de los seres humanos al considerar los teólogos que la «carne» era frágil, perecedera, mortal e inducible al «pecado», ante esto el arte cristiano medieval (en particular el arte bizantino) trató de exaltar los aspectos "espirituales" del cuerpo humano, lo cual prácticamente equivalió a evitar el desnudo (por contrapartida las representaciones corporales fueron pintadas o dibujadas con ropas holgadas, infladas, y los cuerpos fueron alargados en una estilización que llegó a un canón de 10 y 11 cabezas; la misma cabeza de las personas consideradas santas se dibujó a partir de dos círculos superpuestos).
Tras la Crisis del siglo XIV (la de la Peste Negra) se comienza a evidenciar en «Occidente» el resurgir de la representación del cuerpo humano desnudo; recién tras tal profunda crisis que conmovió a gran parte de Eurasia y especialmente a Europa se produce un renacimiento de la economía y de la vitalidad humana, esto da lugar en el Quattrocento a los primeros claros prolegómenos del humanismo y a las primeras pinturas postclásicas que representan alegremente el desnudo, esto es en el arte el Renacimiento (Véase: Botticelli y sus Nacimiento de Venus y Primavera o la — caracterizada por su pose en contrapostoLeda y el cisne de Leonardo). Sin embargo, en tales casos y durante mucho tiempo el pretexto para representar el desnudo parcial era algún tema religioso cristiano (como los frescos en la Capilla Sixtina debidos a Miguel Ángel, o si se trata del Renacimiento Nórdico el Adán y la Eva del Políptico de Gante debidos a Jan Van Eyck) y para el desnudo total la representación de algún tema mitológico pagano, un estudio de tal Renacimiento fue comenzado mucho más tarde por Jakob Burckhardt quien pudo hablar de la obra cerrada (Opus Clausa) al hacer la crítica de un modelo clásico griego que luego inspiraría a los desnudos academicistas, tal modelo es el de la Venus de Cnido que sería imitada especialmente a partir del manierismo que desde la Italia del Cinquecento (con obras como la Venus de Urbino del Tiziano, pintura en la cual lo «mitológico» en cuanto pretexto es patente) desemboca en la pintura cortesana o galante de la Francia de los Luises (trabajos eróticos de Fragonard, Watteau, Boucher). Por su parte en España al iniciarse el siglo XIX Goya con su Maja desnuda presenta una genuina revolución al realizar una gran pintura en la cual el desnudo está ya despojado de toda censura.
Así hasta los 1960s (época en que se produce ya irrecusable la llamada Revolución sexual) el desnudo suele ser erótico y muchas veces de objetivo comercial (representaciones de desnudos o fotografías y filmaciones de desnudos con objetivo de venta), al iniciarse el siglo XXI se observa — por su masividad— una banalización

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